5 líneas

[Ileva]

No sé si sabreis cómo funciona, pero bueno, yo lo explico por si acaso ^-^

El juego consiste en escribir un pequeño párrafo que ocupe unas 5 líneas/versos (Puede pasarse o quedarse corto, pero sin exagerar), en este caso del recuadrito de mensajes, con la única norma de que la primera palabra tiene que ser la última del mensaje anterior, sin cambiar de género ni número, y en el caso de verbos la persona o el tiempo, a no ser que fuera demasiado difícil o quedara muy extraño. La temática es total y absolutamente libre.
Por ejemplo:

*Jugador 1
"(...) Era lo que era, y tendí mi mano, y agarré sus dedos. Y confié."

*Jugador 2
Confié en que todo esto fuera real, y por eso ahora me encuentro así.

Empiezo yo :wiiii: (OMG, llevo tanto tiempo jugando sola que se me hará raro xD)

Universo, universal, uni… ¿versidad? Él suelta una carcajada mientras yo frunzo el ceño, compungida. Claro, para él es muy fácil jugar con las palabras, transformarlas, darles sentidos totalmente imaginados. Empezar hablando de maletas y acabar hablando de Saturno, o de paredes, o de esperanza. Me gustaría saber cómo lo hace, pero cada vez que se lo pregunto él se encoge de hombros y sonríe. Es demasiado frustrante. Es demasiado extraño. Es demasiado…perfecto.

[Marine_Chinaski]

Perfecto, eso había dicho, pero la perfección no existía. La perfección era el peor de los insultos para alguien como él. Si se le consideraba perfecto, se le consideraba por inercia totalmente incapaz de adquirir nuevas facultades. Todas sus metas estaban alcanzadas, todos sus sueños cumplidos, todos sus defectos suplidos. Y si eso era así, entonces ¿qué le quedaba? La perfección era la droga de los débiles y el alimento de los conformistas. Él sabía que la perfección no era más que el sepulcro que lapidaba sin piedad a las almas anodinas, carentes de nervio vital. Él no era perfecto, estaba demasiado vivo para serlo.

[Novardrak]

Serlo. Quería serlo. Tan solo eso. Quería conseguirlo y llegar. Agarrarlo con fuerza y nunca dejarlo escapar. Respirar en su rostro el vaho de su aliento a la vez que le escupía en la cara. Quería escupirle un desprecio en la cara, en el rostro. Para que sufriera como él. La pérdida, el llanto, la desesperación. ¿Pero le serviría de algo? Miró a as estrellas y se lo preguntó. No. No serviría para nada; tan solo para sufrir aún más. Remordimientos. Dolor lleno de sinrazón.

[Dokebibul]

—¡Sinrazón es que has cometido! —Tras unos breves instantes, Tethal comprendió el sentido de la frase. Nunca había entendido por qué a los gnomos les costaba tanto usar determinantes— ¡Eres prevaricador! ¿De verdad crees que justicia es eso? ¡Justicia es actuar de mismo modo para todos!
Tal vez tuviera razón, tal vez aquel fallo había sido una prevaricación. Pero él no podía hacer nada. Ni por él, ni por el gnomo. Al menos no mientras su hija siguiera secuestrada.

[Baresi89]

Secuestrada; entre barrotes, bambú y con una gran cantidad de humedad. Así pasé la mayoría de mis días en una cárcel vietnamita. Los carceleros eran lo más abominable del mundo; creo que hasta odiaban a sus mujeres. Se les veía una cara de hijos de puta y siempre iban con el ceño fruncido. En el baño, a las 12 de la noche, nos obligaban a desnudarnos y cometían atrocidades con las mujeres que les apetecía. Una vez me violaron delante de todas las demás. Desde entonces, me llamaban la niña de Hao. Hao era uno de ellos.

[Dokebibul]

Ellos eran la causa de todos sus males, por supuesto. Si no la hubieran secuestrado habría podido dictar un fallo favorable al gnomo, que habría sido lo justo. Pero no, su querida y adorada hija estaba en peligro, custodiada por aquellos seres abyectos y él, aguantando el rapapolvo de un gnomo que no sabía usar los determinantes, y encima tenía razón. Hacía ya dos meses que Tethal no dormía, ni de noche ni de día; dos meses que en el ministerio de justicia se empezaba a hablar de él a sus espaldas. Su credibilidad, honor y reputación habían caído por los suelos. Y lo peor de todo era que no podía permitir que lo supiera nadie.

[Novardrak]

Nadie esperaba que el mundo acabara. El día anterior se habían mirado con desprecio en su mirada, con pasividad, y ahora que sabían que todo iba a acabar se miraban con desesperación y ansia. Dirían mil y unas palabras y les sabría a poco, cuando el día anterior apenas habían mediado ninguna palabra. ¿Acaso, por lo tanto, el mundo sería mejor si todos los días fueran el último día?

[Dokebibul]

Día y noche pensaba el pobre Tethal en su amada hija. Pensamientos tales como dónde estaría, qué le estarían haciendo o si seguiría viva acudían con frecuencia a su cabeza. Apenas si comía, ya nunca dormía más de dos horas seguidas y pasaba cada vez más tiempo solo en su casa. Era como si él mismo fuera el propio secuestrado. Había intentado hacer algo, mover hilos para que alguien rescatara a su hija, por supuesto, pero no sólo no habían podido hacer nada sino que los secuestradores lo habían amenazado con hacerle daño "de verdad" a su hija si volvía a intentarlo. Se sentía impotente. El dolor lo estaba volviendo loco.

[Baresi89]

"Loco de amor"; así era el título de su canción preferida. Aquella canción que le recordaba todos los momentos vividos con su amada Silutte. Recuerdos bonitos y recuerdos malos. Pero, aún así, lo que más le llamaba la atención no era la fuerza con la que los recuerdos inundaban su mente cuando escuchaba esa canción; lo que más le importaba era como respondía él ante ellos. Girando la cabeza, torciendo el labio y haciendo oídos sordos a algo que fue realmente bello. Algo que nunca sabrá explicar a su hijo.

[Dokebibul]

«Hijo mío», empezaba la misiva que recibió Edmur, «Han pasado cosas espantosas en los últimos meses. No puedo explicarte de qué se trata, pues comprometría la seguridad de la familia. Pero, debido a esto, un hombre se encontrará contigo y te dará un encargo. Sea lo que sea, cúmplelo, por lo que más quieras, es de capital importancia. Te quiere, tu padre». Sabía que su padre, el gran juez Tethal, no usaría de tales subterfugios a menos que tuviera una buena razón para ello. Así que, con cuidado, volvió a releer el mensaje buscando detalles que pudieran darle un pista y, mientras arrugaba la nota en su puño, decidió llegar al fondo de aquel asunto.